Nació en Nueva York el 2 de diciembre de 1923. Aún naciendo en Estados Unidos, regreso a Atenas con su familia cuando tenía 13 años.
Estudió en Grecia e Italia. Discípula en Atenas de Elvira Hidalgo, su primer gran éxito lo obtuvo con la Gioconda, que cantó en Verona en 1947. Después triunfó en la Scala de Milán, donde fue la reina en los años cincuenta.
Conquistó también el Covent Garden y el Metropolitan y actuó en todos los grandes teatros de ópera del mundo. Cantó cuarenta y siete papeles en una carrera especializada en ópera de bel canto, donde destacan sus interpretaciones de las composiciones de Bellini, Rossini, Cherubini y Donizzetti. Su repertorio incluyó también papeles alemanes y franceses.
Era conocida por sus interpretaciones intensas y apasionadas, tanto vocales como dramáticas. A menudo fue elogiada por su capacidad para transmitir emociones profundas y dar vida a personajes complejos en el escenario.
Si bien Callas tenía una voz notable y distintiva, a veces se criticaba su técnica vocal. Su instrumento tenía un timbre único, marcado por una amplia gama, agilidad y expresividad, pero también enfrentaba desafíos como problemas con el control de la respiración y la entonación.
Su vida personal estuvo marcada por relaciones de alto perfil, particularmente su tumultuosa relación con Aristóteles Onassis. Sus fluctuaciones de peso y problemas de salud también atrajeron la atención de los medios y, en ocasiones, afectaron sus actuaciones.
Callas experimentó un declive en su carrera y salud a fines de la década de 1960, y se retiró de los escenarios de ópera en 1965. Falleció el 16 de septiembre de 1977 a la edad de 53 años. A pesar de su carrera relativamente corta, su impacto en la ópera y su legado sigue influyendo en generaciones de cantantes e intérpretes.
Maria Callas sigue siendo considerada como una de las cantantes de ópera más grandes e influyentes del siglo XX.