Los caribúes, también llamados renos, se encuentran en las regiones del norte de América del Norte, Europa, Asia y Groenlandia.
A medida que se acerca el verano, las manadas de caribúes se dirigen hacia el norte en una de las migraciones más grandes del mundo. Pueden viajar más de 600 millas a lo largo de rutas anuales muy transitadas. Al final de su viaje, pasan el verano alimentándose de las abundantes hierbas y plantas de la tundra. En estos terrenos ricos, un caribú adulto puede comer más de 5 kilos de alimento al día.
Durante la migración, las manadas de vacas (caribú hembra) se van varias semanas antes que los machos, que siguen a los becerros de la temporada de parto anterior.
Los caribúes tienen grandes pezuñas que son herramientas muy útiles para la vida en las duras tierras del norte. Son lo suficientemente grandes como para soportar el volumen del animal en la nieve y remar de manera eficiente a través del agua. La parte inferior del casco está ahuecada como una pala y se usa para cavar en la nieve en busca de comida. Sus bordes afilados le dan al animal una buena sujección en rocas o hielo.
El caribú es el único tipo de ciervo que presenta cuernos tanto en machos como en hembras, aunque solo algunas hembras los tienen. Las hembras tienen un ternero cada año, que es capaz de levantarse en tan solo unos pocos minutos y seguir su madre al día siguiente.
Cuando caen las primeras nieves del año, el caribú gira hacia el sur y completa una migración que los lleva a viajar más de 2.500 kilómetros al año. Pasan el invierno en climas más protegidos y sobreviven alimentándose de líquenes.
Tradicionalmente, los caribúes son vitales para los indígenas del norte en gran parte de su área de distribución. Además, los renos siempre se relacionan con Santa Claus ya que son estos los que guian su trineo con los regalos. Todos tienen nombre: Trueno, Relámpago, Bromista, Cupido, Cometa, Alegre, Bailarina, Pompón, y Rudolph, el famoso reno con la nariz roja.